
El Riego
El agua, es un importante nutriente para las plantas. Recomendamos regar siempre con agua de lluvia, siempre que hayamos podido recolectarla durante el invierno, ya que es la que aporta más nutrientes a nuestras plantas. Durante la primavera nos encontramos con una gran oscilación térmica, estar pendientes de ellas para regular el riego de nuestras plantas es importante, evitando sobre todo el efecto del excesivo calor y la evaporación que lleva aparejada. Es recomendable comenzar a aumenta de forma escalonada la cadencia de riego suavemente con respecto del invierno para no encharcar en exceso la tierra. La temperatura del agua es un factor importante, para evitar regar con agua excesivamente fría podemos dejar reposar durante 30 minutos a temperatura ambiente el agua. El riego, el abono y la luz son los tres principales factores que debemos tener en cuenta.
El Abono
No sólo el agua aporta nutrientes, la primavera es el momento del abonado más intenso que asegurará una perfecta floración de la planta. Aunque debemos tener en cuenta las necesidades de cada planta debemos abonar las plantas al menos 1 vez al mes si están en el jardín y una vez cada 15 días si están en macetas. Durante la floración es recomendable abonar con abono rico en potasio que favorece la floración.
La Luz
No debemos exponer en exceso las plantas a los primero rayos de sol primaverales. Como hemos comentado las temperaturas y por tanto las radiaciones solares oscilan en exceso durante esta época. Las plantas provienen de un estado de reposo durante el invierno y una excesiva exposición puede crear manchas, deteriorándolas. Al igual que con el riego debemos de ir exponiéndolas poco a poco al sol. A medida que la estación avance, nuestras plantas irán acostumbrándose.
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